Texto: Kmon |
Pregunta. ¿Qué tal se llevan el tango y el jazz?
Respuesta. El jazz, más que un estilo, es una forma de ver la música que te permite acercarte a cualquier estilo musical de una forma jazzística, es decir, dándote la libertad para cambiar cosas, rearmonizar e improvisar. En el caso de este proyecto, el tango es mi fuente de inspiración para hacer un trío de jazz con un sabor tanguero. Me he querido desmarcar de otros proyectos más o menos afines; aquí hay poco arreglo y casi todo se basa en la improvisación y la comunicación del momento.
P. ¿Proyectos como éste pueden abrir a los aficionados al jazz un mundo que quizás no habrían conocido de otra forma?
R. Desde hace muchísimos años el jazz se usa como catalizador para abordar otros proyectos. Yo tocaba jazz anglosajón, había escuchado mucho tango desde pequeño y de repente pensé: ¿por qué en vez de tocar ‘Days of wine and roses’ no puedo hacer lo mismo con ‘El día que me quieras’ o con ‘Como dos extraños’, si son temas igualmente ricos armónicamente y con melodías preciosas. Más adelante, me pareció que era un desafío enriquecedor el improvisar con un fraseo tanguero, es decir, utilizar el estilo para improvisar de un forma nueva.
P. Leyendo su currículo parece que tiene más años de los que tiene en realidad. ¿Cómo ha tenido tiempo de hacer tantas cosas?
R. Empecé muy jovencito. Desde niño tocaba en conciertos y grababa publicidad. Con Los Toreros Muertos, estaba tocando con 17 años.
P. También ha colaborado con músicos como Miguel Ríos o Ariel Rot. ¿Qué se aprende de esa experiencia?
R. Siempre sacas algo. Como concepto general, quizás los músicos de jazz que hemos trabajado con estas músicas comerciales tendemos a ser más ‘humanos’ en nuestro discurso que otros músicos que solo han tocado jazz y que pueden ser un poco menos líricos, por decirlo de alguna manera. Si has hecho otras músicas, eso puede suavizar tu fraseo y hacerlo un poco más asequible para el público que no es estrictamente jazzero.
P. También ha trabajado componiendo bandas sonoras como la de ‘Los lunes al sol’. ¿Cómo se enfrenta uno al reto de poner sonido a las imágenes?
R. Yo trabajé durante tiempo acompañando cine mudo. Eso fue un entrenamiento ideal para poner música a las imágenes. Es muy bonito. Por un lado es algo muy abstracto, pero por otro tienes que construir algo que tenga lógica. Es realmente enriquecedor.
P. ¿Algo que adelantar a quienes aún no le han visto en directo?
R. Lo que van a escuchar es un trío de jazz con inspiración tanguera. No es una música especialmente ardua. Me da pena porque hay gente que tiene un cierto prejuicio hacia el jazz, porque piensan que no lo van a entender. La música, como cualquier otro arte, no es necesario entenderla, sino desarrollar un paladar que te permita degustar nuevos sabores.
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