Superado el fallecimiento de su bajista Simon Wring (sustituido por Leo Kurunis), Gallon Drunk volvió a recurrir al productor Johann Scheerer y se encerró con él para grabar 'The soul of the hour'. Así se titula su último álbum, una grabación intensa, densa, merced a grooves hipnóticos, y poderosamente rítmica, plena de distorsión y negritud, que ensancha la leyenda de la banda, en activo desde 1988. Ese año fue cuando James Johnston, también miembro de Faust y ex componente de Nick Cave and The Bad Seeds, empezó a desgañitarse al frente del conjunto británico. 

Desde entonces, expele letras sobre desesperación, temor, abandono, tristeza, angustia y otros sentimientos que tiñen de oscuridad el día a día, y teje un sonido demoledor, no apto para timoratos, que ha influido a muchos adalides del ritmo primitivo y desaforado. Sus actuaciones son auténticos aquelarres, descargas de intensidad y electricidad que te reconcilian con el rock y recuerdan que no todo está perdido. Indomables.