Según explica la propia Elena Arrese, la exposición “es una expedición íntima a través del paisaje desértico de Las Bardenas Reales. “Traigo obra de diversos formatos, desde pequeñas miniaturas de apenas 15x15cm hasta grandes telas de 150x200cm, todas ellas invitando a realizar una travesía a la introspección y las emociones apoyándome en la contemplación de este impresionante paisaje”, añade.

“En cada obra, la textura de mis piezas y entre las tonalidades ocres de matices luminosos voy buscando la serenidad del silencio que me permite respirar lo esencial. Los detalles minuciosos, las opacidades, los brillos y todos esos matices, son ese viaje profundo hacia mi ser”, profundiza la autora.

La exposición expresa un viaje interno de la creadora guipuzkoana, en la que las esculturas recicladas abrazan las cuatro paredes en búsqueda de “una conexión con lo eterno, con todo aquello que trasciende el tiempo”. “Este trabajo son los reflejos de mi travesía por los paisajes internos de mi espíritu”, concluye.