La Zaranda lo ha vuelto a hacer. Ha vuelto a crear una gran obra. Con su humor crudo y su peculiar uso de los símbolos y los objetos, deja al descubierto la estupidez de una sociedad codiciosa en ‘El régimen del pienso’. “Solo muestra un añico de ese espejo social, encarna un trozo de vida, de destino, abocado a esta época”, explica Eusebio Calonge, el autor habitual de los textos de una compañía que destila puro teatro en todas sus creaciones.

Todo ocurre en una empresa cuyas pocilgas se ven atacadas por una plaga, lo que provoca que los cerdos se devoren unos a otros. La bajada de las ventas deriva en despidos y a partir de ahí el personal se embarca en una lucha por conservar su puesto de trabajo, pasaporte para un futuro laboral gris y anodino.

Partiendo de esa premisa, La Zaranda construye una gran obra, dejando al descubierto el absurdo de una sociedad que tal vez se vea reflejada en este añico de un espejo hecho del mejor teatro.