Alguien, o algo, ha sido realmente injusto con Bide Ertzean. Parece mentira que la banda tolosarra, con su potencial, con su dominio de la melodía, que se expresa en euskera, cuenta con la poesía entre sus referencias e ingredientes, y se moja en temas tan espinosos como la memoria histórica, no haya dado el salto a las grandes audiencias en Euskadi. Quizá el público masivo no está preparado para paladear un repertorio repleto de pop rock de excelente factura y letras sustanciosas, una rutilante excepción en la escena euskaldun.

Sea como sea, los hermanos Ubeda y el baterista Karlos Arancegui continúan su camino infatigables; han retomado el formato trío y han grabado en vivo (en estudio) '77', un disco donde se aprecia más crudeza que en los anteriores. Es ya el noveno en 15 años, su noveno asalto al buen gusto de la población, su manera de poner melodía a la "paz fría" que siguió a 1977, año en que un familiar suyo fue asesinado en un control policial. Mucho más que un hilo musical.