Pregunta. ¿Cómo han sido estos meses posteriores a la presentación del disco, cuando lo escuchas con un poco de distancia?

Respuesta. Es una sensación muy extraña, porque el proceso de elaboración del disco es muy caótico, no consigues ver el disco con perspectiva. Grabar el disco es una forma de ordenar ese caos. El lanzamiento es un trabajo de equipo y es también algo ilusionante, es como un parto. En la gira, actualizas las canciones y las reinventas. Incluso te tomas el lujo de reinterpretar cosas con las que no quedaste muy a gusto en el disco.

P. ¿Los temas se reinventan en directo? 

R. Tengo la premisa de que cuando descubro que algunas canciones las tocamos de manera mecánica, aunque sepas que son las que el público va a pedir, es el momento de quitarlas del repertorio. Porque la canción es algo que tiene  que estar vivo. Tienes que notar que hay vida en la canción y que la vida de la canción está por encima de los músicos que las estamos interpretando. Interpretar es también darles vida; tienes que lograr que sea una interpretación, que no sea solo una ejecución del tema.

P. ¿Y cómo influye en esa vida la reacción del público?

R. Intento que influya lo menos posible, porque creo que es la manera más sincera de hacer las cosas. La única manera de respetar al público es no darle demasiado poder sobre lo que haces. Iggy Pop decía que escribir canciones es como cuando ves a estos mendigos hablando solos por la calle; es decir, tiene que haber algo muy puro que salga de dentro, aunque no tenga mucho sentido.

P. ¿La sinceridad es la clave a la hora de escribir?

R. Es la obligación de los que estamos en esto, porque además es lo único que está en nuestras manos. Luego que esté mejor o peor ya depende de las limitaciones de cada uno. Pero que sea honesto está en mi mano.

P. Hay músicos que son más de directo y otros que disfrutan en el estudio o componiendo. ¿En que grupo te sitúas?

R. Creo que cuando más disfruto es escribiendo las canciones; es un proceso largo que hace que se detenga el tiempo y que me gusta especialmente. Luego cuando las tocas con la banda también es muy bonito porque las compartes con otros músicos, que las engrandecen. El estudio…es bonito ver como las canciones van tomando forma, pero a mi me pone muy nervioso. Es cierto que hay grupos para los que el disco es un fin, ponen todos sus esfuerzos en ello. En mi caso, los discos son un medio, una manera muy necesaria de ordenar ese caos. Por último, el directo es el momento en el que las canciones vuelven a interpretarse igual que cuando las interpretaba solo en casa cuando las componía y también cobran una nueva dimensión. Cada momento tiene su parte bonita y también su parte incierta; nunca sabes hacia dónde van a ir las canciones. 

P. Has bautizado este trabajo con el nombre de ‘La zona sucia’ ¿Las canciones nacen de esa zona oscura o sucia que todos tenemos?

R. Sí. En mi caso al menos las canciones nacen ahí. Los momentos de armonía están muy bien, tu vida está en orden y no sientes la urgencia desde la que nacen las canciones. Las canciones nacen desde esa otra zona, lo que pasa es que no se regocijan en ella; lo que quieren es salir a la luz, de alguna manera es una forma de combatir ese desorden que tiene la vida en general.

P. Da la sensación de que en este disco los textos hablan un poco más claro que los anteriores. ¿Ha sido algo premeditado?

R. Nunca es del todo premeditado. En las canciones, siempre hay un primer momento, una melodía, un verso o una frase. Luego se van haciendo y mandan sobre ti. Pero sí es cierto que cuando las iba acabando me he dado cuenta de que he huido de ese lenguaje críptico o elíptico, necesita dejarlas en esencia. Cuando grabas un disco, lo más fácil es ir añadiendo cosas, pero el trabajo más difícil es ir quitando cosas. En la música popular, en el rock o el pop, son canciones siempre muy sencillas y es muy tentador ir añadiendo arreglos bonitos, pero a veces las cosas bonitas pueden ser detestables en una canción. Tienes que tener la mirada crítica de no hacer las cosas bonitas, sino verdaderas.  

P. ¿Ha sido el amor y el desamor uno de los motores de este disco?

R. En todas las canciones tiene que haber algo muy extremo, muy radical. Cuando estás estable sentimentalmente es cuando menos surgen las canciones. El amor es muy poderoso pero inestable; es como la música, es muy necesaria pero a la vez inútil. Las canciones son una forma de cuestionar el mundo.

P. En los últimos años te has acercado a la música de tu tierra, Asturias. ¿Cómo ha sido este proceso?

R. El sitio donde vives y donde creciste es algo que está muy unido a ti. Cuando yo empecé a tocar rock, copiábamos lo que hacían grupos estadounidenses. Entonces en Asturias había una escena de rock y otra folk, pero estaban muy alejadas entre sí. Por suerte, en los últimos años nos acercamos un poco las dos escenas. La música popular viene de una música tradicional. Cuando te metes en el cancionero tradicional asturiano, descubres cosas que tienen que ver con tu vida. Tradicionalmente la gente ha cantado no porque quisiera convertirse en una estrella, sino porque es algo natural del ser humano. Es algo muy importante y puro que creo los que nos dedicamos a hacer canciones tenemos que saber preservar. Tenemos que mirar para lo que tenemos cerca, porque la única manera de llegar más allá es saber de dónde vienes.