MÚSICA

JUAN PERRO
FESTIVAL ACTUAL 2014
"Ahora puedo pasar años con una canción"
El nombre de Santiago Auserón aparece por derecho propio en algunas de las mejores páginas del pop hecho en castellano. Con La Zarabanda, muestra su perfil más colorista y festivo. Una superbanda que invita a bailar con su particular visión del son y la música latina. Un lujo.

PREGUNTA. Ha probado prácticamente todos los formatos posibles, desde la banda de rock eléctrica hasta la big band, pasando por bandas acústicas. ¿Qué ha aprendido de cada una de esas fórmulas?

RESPUESTA. Son técnicas de trabajo diferentes. El más grande que he trabajado es la big band y el más pequeño el dúo con Joan Vinyals, pero además ya estoy empezando a ilustrar algunas charlas solo con la guitarra. Me encuentro muy satisfecho en el dúo con Joan por dos razones. Él es un guitarrista muy especial, un rockero instruido que luego se convirtió en profesor de jazz; canta muy bien y es muy versátil, muy abierto en su forma de tocar. Con él hay riqueza musical en el encuentro, me obliga a mejorar con la guitarra y por otro lado me proporciona más sitio para la voz. Me está resultando muy cómodo y muy divertido. Además, el formato tiene dos ventajas, porque paso directamente del trabajo de composición al escenario con pocos ensayos, lo que me da mucha movilidad. Eso ha convertido el dúo en el taller creativo de Juan Perro. A su vez, esa desnudez del formato acústico me resulta muy satisfactoria, ya que últimamente me resulta más interesante la música desnuda, sin mucha producción; y además creo que además el público también necesita esa desnudez. Veo que en los conciertos con el dúo salimos a pasarlo bien y a asumir riesgos, y que al público le gusta tomar parte en eso. Las canciones toman un aspecto distinto cada noche.

P. ¿Por qué cree que busca el público este tipo de formatos?

R. Parece una tendencia en el medio. Yo creo que todos como aficionados estamos saturados de producción electrónica y que queremos utilizar la electricidad, que es un taller de sonido bellísimo y misterioso, pero más en consonancia con la tradición de la música acústica sin amplificar.

P. Parece contradictorio, porque las noticias musicales muchas veces van ligadas a la cantidad de vatios de sonido…

R. Son dimensiones distintas. Probablemente los chavales cuando van a un festival busquen sentirse inmersos en un océano de sonido. Es una opción. A mí ahora me gusta más ver cómo crece la música cuando se suman los armónicos en un espacio. Creo que el concierto debe ser un acto poético.

P. ¿En qué consisten los riesgos que se asumen con estos formatos?

R. Una parte de la búsqueda de Juan Perro está en el aire, porque no teníamos tradiciones como las de los flamencos o los negros americanos. Nosotros nos hicimos como rockeros en la calle y oyendo una lengua extranjera que no entendíamos. Luego hemos empezado a intentar recuperar tradiciones de nuestras lenguas pero con el paso del tiempo para tratar de aproximarlas a los patrones internacionales. Por una parte, me he acostumbrado a inventarme el género. Necesito que pasen cosas imprevistas. Soy perfeccionista, pero por otro lado quiero que la canción viva y se abra. Como no sé a qué género pertenece, esa parte de incertidumbre la uso de forma positiva para que la canción crezca.

P. ¿Es eso así? ¿La canción es algo vivo?

R. Sí, depende de quién lo comparta. De entrada, tiene una especie de vida no orgánica, pero cuando resuena en un recinto, adquiere una especie de vida efímera. Uno no sabe nunca dónde están las canciones, si en tu local, en la maqueta, en el disco o en el escenario. En realidad no están en ningún sitio, pasan por ahí, dejan algunas huellas y si adquieren consistencia ahí es donde están.

P. Junto con esta ‘Casa en el aire’ está embarcado en otro proyecto, ‘Juan Perro y la Zarabanda’. ¿Es quizá el contrapunto que necesita?

R. Sí, porque a veces cuando llegas a espacios más grandes te encuentras con que te llaman para tocar al aire libre y necesitas tener una banda organizada. Además, me gusta pensar en otras cosas, como arreglos de metal. Salí al paso de una propuesta del festival Etnosur de Jaén y organicé una banda con la intención de pensar en las tradiciones afrohispanas.  Como estaba escribiendo ‘El ritmo perdido’, se me ocurrió que podía meter metales, percusión, tres cubano y guitarra. Esto me permite aplicar en la práctica las teorías que surgen de mi investigación. Estamos tratando de recuperar la tradición afro-ibera y de ver cómo se relaciona con el flamenco, y sobre todo con el verso, con la letra.

P. En ninguno de estos formatos renuncia temas escritos hace unos años…

R. Para mí el paso de Radio Futura a Juan Perro fue fundamental. Me gustan aquellas canciones, pero casi todas se me quedan cortas ahora. A veces las canto en casa por ver si les saco más, pero no puedo. La mejor versión de ‘Escuela de calor’ es la que se grabó en su día. Sin embargo, muchas canciones de Juan Perro todavía están en esa búsqueda, entre la negritud de habla inglesa y la de habla española. Hay una intriga interesante para mí. Eso es lo que más me motiva. Creo que ese equilibrio está más claro que nunca en ‘Río negro’.

P. Hablando de este disco, hay frases muy llamativas en él. Por ejemplo, uno de los temas dice: ‘Cuando sea un sesentón, tendré las cosas claras’. ¿Hasta qué punto se puede tomar esto en serio?

R. Es una broma. Está tomada de los Beatles, de ‘When I`m 64’. Pero como ya se acerca esa fecha, la broma es doble. Pensaba que con esa edad iba a estar ya asentado, pero creo que no será así…En ‘Río Negro’ me he permitido recurrir más al humor.

P. Sí, pero otro de los temas dice ‘En una nave estelar va  la quimera del hombre derecha a ningún lugar’. ¡Eso es terrible!

R. Bueno, no hay que asustarse. De lo que hay que asustarse es de las prisas por llegar a ningún lugar. Realmente el universo es una explosión que no tiene mucho sentido, sin embargo en algunos rincones del universo donde se han calmado las cosas es donde ha surgido la vida y la conciencia de estar vivo. Ahí podemos discutir las prisas por llegar a ninguna parte, porque para no llegar a ninguna parte podemos ir un poco más lento y respetar la vida en la tierra…

P. ¿Por qué es ‘Río Negro’ su disco favorito?

R. Es el que más me gusta. He respirado. Estaba buscando un grado de equilibrio entre lo negro y lo hispano, y creo que ahí se empieza a ver claro. Tengo suerte porque todavía aprendo cosas y ahora estoy ilusionado con las nuevas canciones que van a salir.

P. En su día, le tocó defender que había otra vía para la música popular en castellano que pasaba por el son cubano. ¿Valió para algo aquel trabajo?

R. Hasta cierto punto. Cuando saqué el recopilatorio ‘Semilla del son’ y la ‘Antología de Compay Segundo’  encontré muchas resistencias. Sobre todo la gente del rock reaccionó con inquietud. Era gente muy apegada a Radio Futura y me criticaban por pasarme a la ‘salsa’. Una parte de la crítica que me puso a caldo un año después rindió pleitesía a Ray Cooder con los mismos argumentos…Yo me dediqué a escuchar atentamente la lengua castellana en boca de negros y mulatos, para ver las diferencias con el inglés. Cumplí mi cometido y difundirlo me pareció interesante. Mucha gente a la que inicialmente le costaba, veinte años después me dice ‘¡cómo molaba aquello!

P. Y después de todo lo que atizaron ahora, ahora reivindica las raíces negras de la música española (la hipótesis que defiende en el libro 'El ritmo perdido'). ¿No tuvo suficiente entonces?

R. No, no he tenido suficiente, voy a por más. Me meto en un fregado muy comprometido porque me tengo que meter en el oficio de los demás. Como los musicólogos y los filólogos no acaban de aclarar las cosas, hay que provocarles un poco y colaborar entre ellos para explicar cómo ha sido la tradición de la música popular. Sé que me arriesgo mucho, pero necesito averiguarlo. Me gustaría averiguar más sobre la música árabe en España, un universo alucinante sobre el que no sabemos nada. Pero claro, ¡no me voy a poner música árabe!

P. ¿Tal vez necesita esa nave espacial de la que hablábamos antes?

R. No. Cuanto más corran los formatos tecnológicos más lento voy a ir, para compensar. Ahora no hay obligación de acabar un disco, así que disfruto de cada canción. No pienso en discos, me puedo pasar meses o años con una canción. Cuando siento que está paso a otra. Tardaré mucho más, pero no tengo prisa.

 


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