Hace unas semanas comenzó su participación en un intercambio de metodologías feministas artivistas, combinando arte y activismo, de la mano de Irantzu Lekue, creadora vasca y ganadora del premio Memorias fotográficas de la Fundación Canal entre otros, y de Alondra Flores, artista peruana. Micaela ejerce de mentora en este proceso que es impulsado por UNESCO Etxea con el apoyo de la Diputación Foral de Gipuzkoa con el fin de hacer frente, a través de las artes, de las injusticias y opresiones de las que son objeto las mujeres.

“Lo primero es el hecho de que me reconozco como una persona involucrada en el movimiento feminista con una política y filosofía de vida feministas. Me reconozco como artivista porque sentía que la palabra artista no me abrazaba del todo, necesitaba algo más que me llevara a la acción. Considero que el arte tiene un compromiso político no sólo en la formación del arte sino que también en la producción entendiéndolo como una herramienta para los movimientos sociales.”

Pregunta. ¿Cuál fue tu primera acción artivista? ¿Qué repercusión tuvo esta acción, tanto en ti como en el contexto donde se desarrolló?

Respuesta. Cuando realicé mi primera acción artivista no era consciente de que se le podía denominar como tal. Recuerdo que en 2009 una ONG que lucha por la defensa y los derechos de las mujeres me contactó y me dijo que en Huancavelica estaban acompañando a cuatro mujeres que habían denunciado sufrir exclavitud sexual por un grupo de militares en 1983. No les hacían caso, no sabían cómo comunicarlo y me pidieron si podía crear algo en el espacio público para hacerlo visible. Me dieron sus testimonios y convertí dos monólogos en una pieza artística. Tenía muchas ideas que envolvían la danza, teatro, la performance, etc. y esto se colocaba en un contexto político que en aquella época era hablar sobre el caso Manta y Vilca. Lo presenté el 25 de noviembre al inicio y final de la marcha que se hace por el colectivo de las mujeres y en diversos lugares de la calle. Después me di cuenta de que no era una simple obra de teatro sino que era una pieza que unía el arte con el activismo feminista. Esta fue mi primera acción artivista que ha marcado una línea hasta ahora ya que considero que no fui yo la que lo busqué sino que eso me buscó a mi.

P. Como integrante de la Asociación Cultural Trenzar, ¿por qué son importantes estos espacios de mujeres creadoras?

R. Nosotras nos conocimos en varios espacios feministas y por casualidades de la vida, en esas épocas, 2016, éramos las únicas artistas de teatro de las asambleas feministas ya que había abogadas, antropólogas, etc. pero ninguna relacionada con las artes. Nos dimos cuenta de que no podíamos estar sentadas y que necesitábamos hacer algo. Nos conocimos tres de nosotras y comenzamos a organizar movimientos artísticos en la calle sobre violencia sexual, reivindicación de casos concretos… Convocamos a más artistas  reuniéndonos unas 15-20 personas, en el último acto reunirnos más de 100 personas.La gente comenzó a preguntarnos cómo nos llamábamos y cómo podían participar en ellos. Viendo esto, decidimos ponerle un nombre a nuestras creaciones para poder decir que esas obras eran nuestras ya que como creadora considero que es importante ponerle un nombre a aquello que hemos creado, no por capitalizarlo sino por reivindicar que las mujeres también creamos. Creamos más piezas para espacios públicos y cerrados y pusimos como característica principal que la mayoría del elenco esté compuesto por mujeres. Causó un choque, la gente se asombraba porque las encargadas de la iluminación eran mujeres y nos dimos cuenta de la importancia que tenía crear un espacio de información, formación, pero, además, para tener una independencia económica.

P.¿Por qué es importante mantener el artivismo en el espacio digital y qué retos presenta este medio?

R.No venimos a formar parte del espacio digital por decisión propia sino que ha sido la pandemia la que nos ha llevado al ciberespacio debido a la imposibilidad de realizar movimientos en la calle. Los problemas sociales siguen existiendo, no han desaparecido. Por lo tanto, la lucha y los movimientos sociales por los derechos humanos tampoco pueden parar. Es por esto que el artivismo se ha visto involucrado con el espacio digital, la reivindicación de la vida y de la dignidad no pueden cesar y callarse. El mayor reto es el proceso de la creación colaborativa pero es un reto educativo e interesante. Documentar el momento en el cual el arte pasa a esta era digital como fruto de la pandemia hace que la historia del arte tenga un quiebre.

P.¿Por qué es tan importante la educación artística?

R. El arte tiene una característica importantísima que es la libertad. La libertad plena para crear, para decidir, para pensar, para imaginar… Si no podemos imaginar nuevos mundos, cómo escribir un cuento o incluso el guión de una película ¿Cómo vamos a poder imaginar un futuro? Es imposible. Además no discrimina. Es para todos/as y todo/as pueden formar parte. La creación artística ayuda a reinventar un mundo. Cuando ves algo sientes en tu mente y cuerpo si eso está bien o mal y la única manera de cambiar aquello que está mal es creando y comunicando.