Todo régimen totalitario se construye y sostiene poniendo en práctica tecnologías de dominación y control social. Estas tecnologías van a operar en al menos tres estratos que construyen y moldean un orden social donde el poder se perpetúa.

Estos estratos se conjugan simultáneamente. Sus consecuencias perviven más allá del propio tiempo de ejercicio de ese poder; sus huellas materiales e inmateriales siguen presentes en las generaciones que suceden. Entonces, ¿cuáles son las huellas materiales e inmateriales que imprime? ¿Cómo se ampara la práctica artística? ¿cómo se aporta desde el arte una reflexión sobre las diferentes dimensiones de las tecnologías de control social?

De los mencionados tres estratos, el primero tiene que ver con una doble forma de control: la producción de formas de complicidad con el sistema y la generalización de formas de represión y muerte. El segundo, se ampara de las propias estructuras del Estado ejerciendo un control absoluto de las mismas. Un tercer estrato se manifiesta en el despliegue y la movilización de formas simbólicas tanto en la producción de monumentos, el vaciamiento de políticas culturales como en la producción de todo tipo de significantes.

Comisariado: Mabel Tapia, Mira Bernabeu