El Museo Guggenheim Bilbao se repliega sobre sí mismo para narrarse de nuevo. A partir del 7 de noviembre de 2025, la muestra Obras de la Colección del Museo Guggenheim Bilbao se transforma en una exposición permanente, concebida como un organismo vivo, abierto a nuevas interpretaciones. Bajo la comisaría de Marta Blàvia y el patrocinio de Fundación bancaria BBK, el museo reformula su relato visual con la llegada de donaciones y depósitos que amplían sus fondos: la generosa D.Daskalopoulos Collection, la Fundación Al Held y las 53 piezas de la colección Inge Rodenstock.
El recorrido —que respeta la arquitectura original de Frank Gehry, sin añadir artificios ni estructuras invasivas— se despliega como una serie de microcosmos autónomos que invitan al diálogo entre épocas y estilos. En ellos, el visitante encontrará desde el Pop Art hasta la abstracción postbélica, pasando por el arte conceptual, la performatividad pictórica o el lenguaje como herramienta plástica.
En la Sala 302, Arte y conflicto, obras de Doris Salcedo, Mona Hatoum o Jenny Holzer revisan las heridas invisibles de la violencia y la memoria. Unos pasos más allá, la Sala 303, Ecos del Pop Art, revisita los iconos del consumo con Warhol, Basquiat o Kippenberger, donde el humor y la ironía se convierten en armas críticas frente a la cultura de la imagen.
El diálogo se expande hacia lo intangible en la Sala 305, donde artistas como Rothko, Ryman, Chillida u Oteiza abordan la experiencia del espacio y la luz. En la Sala 306, Gesto y acción, las incisiones de Fontana, las texturas heridas de Tàpies o las coreografías cromáticas de Klein y Frankenthaler evocan un arte que convierte el proceso en materia. Finalmente, Palabra y signo (Sala 307) despliega un alfabeto de significados: los grafismos de Basquiat, los eslóganes de Pérez Agirregoikoa o los signos temporales de Hanne Darboven proponen una reflexión sobre cómo el lenguaje estructura nuestra experiencia del mundo.
Espacio Didaktika
La nueva presentación incluye también el espacio Didaktika, que invita a reflexionar sobre el coleccionismo —privado, público o corporativo— a través de figuras como Solomon R. Guggenheim, Dimitris Daskalopoulos o Inge Rodenstock.
El Guggenheim Bilbao, que nació para transformar la ciudad y su relación con la cultura, renueva ahora su compromiso con el arte como espacio de pensamiento. Lejos de una colección cerrada, esta exposición se comporta como un laboratorio vivo: una constelación en movimiento donde pasado y presente se reescriben a cada mirada.
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