Cumplir 60 años podría invitar al memorialismo, pero la Durangoko Azoka, convertida en Feria del Cultura (Kulturaren Azoka) elige otro camino. En palabras de su coordinador, Beñat Gaztelurrutia, el reto está en “abrazar con optimismo” el futuro y ensanchar las fronteras del festival. Los datos hablan por sí solos: 1026 novedades culturales —694 libros, 163 producciones musicales, 30 revistas y 139 formatos híbridos—, 273 actos y 285 puestos de 175 participantes. Cifras récord para una feria que sigue creciendo sobre su tradición, pero mirando de frente a las nuevas prácticas culturales.
La gran edición aniversario incorpora dos espacios llamados a perdurar. Berbagailua, instalado en la ermita de Madalena, convierte el podcast en plaza pública: grabaciones en directo, diálogo inmediato y difusión online. Atartea, por su parte, se abre en el Museo de Durango como plaza de artes visuales y este año se vuelca en la ilustración, con una muestra de 20 artistas y la exposición Harien isla de Irati Bazeta, ganadora de la última Sormen Beka.
La programación se expande también hacia la noche. Plateruena recupera los conciertos nocturnos —Lukiek, Ezezez, Mirua y Naxker— y acoge recitales, pases escénicos y la proyección de Gaua presentada por su director, Paul Urkijo. Ese mismo impulso vertebra Talaia, espacio de reflexión que acogerá homenajes a Joxe Azurmendi, un debate sobre Jon Mirande y una sesión dedicada a Gabriel Aresti en el 50 aniversario de su muerte, además de las charlas sobre Amerikanuak organizadas por el Gobierno Vasco.
El mapa cultural se completa con los territorios clásicos de la Azoka:
— Ahotsenea, donde la voz de escritores y músicos se despliega en 49 presentaciones literarias y 34 musicales.
— Irudienea, que ofrece más de 35 actos entre cine, series y documentales, y encuentros con cineastas.
— Kabia, laboratorio para comunidades creativas, tecnología, videojuegos y educación.
— Saguganbara, territorio familiar donde la literatura infantil, el juego y la música se entrelazan en 24 actividades.
— Szenatokia, con nueve compañías y una oferta que va de la danza al monólogo y al teatro contemporáneo.
La Azoka mantiene además su compromiso social: el 7 de diciembre convocará un parón y concentración en apoyo al pueblo palestino. Y facilita el acceso reforzando el transporte público y ampliando los servicios de Euskotren.
En su 60º aniversario, Durangoko Azoka confirma lo que ya sabe cualquiera que haya paseado por Landako: más que una feria, es un organismo vivo que sigue alimentando —y agitándose dentro de— la cultura vasca. Y este año, especialmente, late más fuerte que nunca.
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