La explosión indie de los 90s llenó el panorama musical de estrellas fugaces que terminaron estrellándose. El tiempo y la crisis han puesto a cada uno en su lugar y sólo los mejores permanecen en escena. Se ha impuesto la calidad de bandas como La Habitación Roja, que pronto fue señalada como exponente de la música independiente. Pasados más de tres lustros, el quinteto valenciano se ha consolidado y figura entre los supervivientes que, afortunadamente, mantienen inquietud, pasión y buen gusto, y el deseo de llevar el pop un paso más allá.
Su buena salud se aprecia en 'Fue eléctrico' (Mushroom Pillow), un octavo disco que recupera la pegada de las guitarras eléctricas y desprende la energía de quien graba con la convicción de que cualquiera de esas canciones será apta para iniciar un concierto. Es un derroche de melodía, intensidad sonora y una tensión emocional que se desborda en textos sobre amores indestructibles que se resquebrajan, saltos sin red o pesadillas de las que despertar. Una gozada.